EDITORIAL, 11 DE SEPTIEMBRE 2013
Este hecho que impacto el mundo occidental, nos debe dejar como legado, el formar mejores hombres y mujeres y enseñar valores a nuestros hijos, para que lleguen apreciar la vida como un regalo exquisito de Dios, que es el único, que da y quita la vida, que cada año que recordemos, éste terrible incidente, sea para mirar nuestro hombre interior, y corregir en nosotros mismos, ese ser, que debe cada día, tratar de ser mejor, con un mayor grado de solidaridad hacia nuestro prójimo, y de esta manera sembrar ésta semilla en cada uno de los que nos rodean, para lograr un mundo mejor para todos, sin odios, ni egoísmos.
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